De acuerdo al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) la huella de carbono es un indicador que nos permite conocer la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI) causados directa o indirectamente por la actividad humana. Este indicador se mide en toneladas de CO2 equivalente y toma en cuenta los seis tipos de gases considerados por el protocolo de Kioto. De estos gases, el CO2 es el mas importante por su volumen de emisiones y el daño ambiental que ocasiona, seguido del metano el cual se origina principalmente por la explotación ganadera. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) solo en América Latina y el Caribe esta actividad aporta entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales. La norma ISO que abarca la huella de carbono es la ISO 14064.
En este contexto, la última reunión más importante respecto al cambio climático (Conferencia de Partes 27a, COP27) llama a la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, motivado por el incremento inminente de la temperatura de la tierra, el cual debe ser limitado por debajo de los 1,5º para evitar un desastre climático sin precedentes. De esta manera, el compromiso por reducir a cero las emisiones de GEI debería encabezar las agendas y objetivos ambientales de todas las empresas.
¿Por dónde comenzar con las normas ISO 14064?
Es fundamental que el equipo encargado de dirigir el pilar ambiental de una empresa se capacite constantemente y transmita ese conocimiento dentro de la misma, convirtiéndose no sólo en vocero de las buenas prácticas medioambientales sino en un detonador de la transformación cultural de la empresa. El fortalecimiento de este pilar en la empresa sólo será posible a través del conocimiento. Un vez que la alta dirección de una organización decida transformar sus practicas corporativas y mejorar su comportamiento ambiental (podría ser implementando un sistema de gestión ambiental mediante la norma ISO 14001) el siguiente paso debería ser cuantificar su huella de carbono.
Medición de la huella de carbono en la empresa
La medición de la huella de carbono nos deja ventajas claras a la hora de detectar puntos de mejora ambientales y económicos para la empresa, pero mas allá de esto, permite que la organización pueda identificar la cantidad total de sus emisiones de gases de efecto invernadero al igual que descubrir cuáles son las fuentes de emisión mas destacadas y trabajar sobre las mismas mediante medidas de reducción y/o mitigación si fuese necesario. Esto permite que el consumidor o usuario, obtenga información respecto al compromiso que la corporación tiene con el medio ambiente.
Norma de huella de carbono
La serie de normas ISO 14064 o también llamada norma de huella de carbono ofrece un conjunto de herramientas que permiten a la organización gestionar las emisiones de GEI de una forma veraz y transparente. Un inventario de GEI corporativo mide las emisiones de GEI producidas en las actividades de la organización. La metodología GHG Protocol (frecuentemente usada para el cálculo de huella de carbono), sirvió como base para la elaboración de la norma ISO 14064:2006 pero la versión actual es la ISO 14064:2018.
Diferencia entre la ISO 14064:2006 e ISO 14064:2018
La ISO 14064:2018 tiene algunas modificaciones respecto a la versión 2006 como son: cambios en cuanto a los límites del informe (se facilita la inclusión y expansión de emisiones indirectas); algunos cambios de nombres (la categoría “otras emisiones indirectas de GEI” es ahora “emisiones indirectas de GEI” y a su vez esta fue clasificada en 5 categorías específicas, por otro lado, “límites operativos” es ahorra llamado “límites del informe”) y finalmente sumaron nuevos requisitos y directrices para la cuantificación de los GEI y el informe de aspectos específicos (ver norma ISO 14064-1:2018).
Contenido de la norma ISO 14064-1:2018
Primera parte
La norma inicia con un prólogo, una introducción donde se abordan ligeramente los antecedentes de la misma y se abre con 10 Capítulos, los cuales podemos categorizar en 3 partes a efectos de facilitar la comprensión del contenido: en una primera parte; el objeto y campo de aplicación (capítulo 1); las referencias normativas (capítulo 2); los términos y definiciones donde se ofrece como una especie de glosario para evitar malas interpretaciones (capítulo 3) y los principios de la norma los cuales son fundamentales para asegurarse de que la información relacionada con los GEI es verdadera y justa, siendo estos la base y guía para los requisitos de la norma (capítulo 4).
Segunda Parte
En una segunda etapa podemos categorizar todo lo que respecta al inventario de emisiones de GEI, teniéndose: los límites del inventario, donde se explican los lineamientos para establecer los límites de la organización y los límites del informe (capítulo 5); la norma aborda cómo deben identificarse las fuentes y los sumideros de GEI, qué se debe tener en cuenta para seleccionar el enfoque de la cuantificación, las consideraciones para realizar el cálculo de emisiones y remociones de GEI y la selección y establecimiento del año base (capítulo 6).
Tercera parte
Finalmente una tercera etapa que plantea los aspectos de mitigación (capítulo 7), gestión de la calidad del inventario (capitulo 8), las directrices para la elaboración del informe GEI (capítulo 9) y la información de la función de la organización en las actividades de verificación (capitulo 10). Finalmente la norma ofrece 8 anexos informativos que brindan ayuda y aclaraciones claves para la elaboración del inventario y del informe final, cerrando como de costumbre en estas normas, con la bibliografía.
Certificación de la norma
Una vez que la organización ha cuantificado sus emisiones de GEI, elabora su informe de emisiones y remociones de gases de efecto invernadero, puede optar por la verificación de su huella de carbono. Esto traerá muchos beneficios no sólo al medio ambiente, pues se está contribuyendo con la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera (alineamiento al ODS 13 de la ONU), además la empresa mejora su imagen respecto al mercado, lo que traerá: mayores ventajas competitivas, posibilidad de acceder a mercados internacionales (mercados de carbono), ahorro de costos en las actividades operativas, por mencionar los mas destacables. En Argentina, IRAM es un ente verificador de la huella de carbono de empresas y de productos.
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