Se conoce como isla de calor al efecto que ocurre en grandes emplazamientos urbanos en los que la temperatura media es significativamente mayor que en las zonas rurales aledañas. Una diferencia que se observa durante el día, pero se ve incrementada en las noches cuando al caer el sol las zonas rurales alcanzan temperaturas más bajas que la ciudad que no consiguió renovar el aire o tiene otras fuentes de calor persistentes.
Es así que la temperatura media anual del aire de una ciudad con más de 1 millón de habitantes oscila entre 1 y 3 °C más que la zona rural lindante durante el día. Una diferencia que por las noches puede alcanzar hasta los 10 °C dependiendo de los diversos factores que analizaremos más adelante.
¿Cuáles son las causas de las islas de calor urbanas?
Por un lado, en las ciudades encontramos materiales sintéticos (asfalto, cemento, metales y otros) cuyas propiedades físicas difieren de los ambientales naturales tanto por su composición como por su comportamiento. Por lo tanto, a diferencia de la vegetación, éstos se calientan durante el día y liberan ese calor durante la noche lentamente impidiendo que se refresquen los espacios luego de la caída del sol. En cambio, en zonas rurales con cobertura vegetal, la radiación es absorbida y utilizada en la producción de biomasa a través de la fotosíntesis.
Otro de los factores fundamentales en el efecto isla de calor es el diseño de las ciudades que no permiten el correcto ingreso de masas de aire que recambien la atmósfera y disipen el calor a otras zonas. Esto principalmente ocurre porque la presencia de edificios y obstáculos varios que se elevan del suelo y se interponen en la circulación atmosférica.
Por último y no menos importante, tenemos el efecto de las fuentes urbanas de calor que generan muchas veces gran parte del incremento de la temperatura ambiente. El transporte (autos, colectivos, subtes y trenes), el sistema eléctrico, los aires acondicionados, los transformadores y cualquier dispositivo eléctrico o electrónico que emita calor durante su funcionamiento. Estas fuentes, activas 24 horas, los 365 días del año, generan un incremento considerable de la temperatura.
Isla de calor vs ola de calor
Una ola de calor es un fenómeno climático caracterizado por un aumento de la temperatura ambiente en un momento particular que afecta a una región más o menos grande. Su duración suele ser de un par de días pero sus efectos pueden ser devastadores. Estas olas, cada vez más habituales a lo largo del globo, son en gran medida producto del cambio climático global que estamos viviendo.
La isla de calor sin embargo, es un efecto concreto observado en algunas ciudades producto de diversos factores y que es estable en el tiempo requiriendo de cambios concretos en la forma de vida y el urbanismo para poder ser contrarrestado. Cabe aclarar que con el incremento sostenido de la población en áreas urbanas, se espera que el efecto de isla de calor se acentúe cada vez más en las
megaurbes acompañada de problemas de suministro energético y de agua pudiendo agravar aún más la situación.
Consecuencias de la isla de calor en la ciudad
- Aumento del gasto energético: en el afán de tolerar las altas temperaturas ha aumentado el uso de equipos de refrigeración retroalimentando sin embargo el efecto que busca combatir a la vez que aumenta la emisión de gases de efecto invernadero.
- Efectos negativos en la salud de la población: un aumento de la temperatura por fuera de los valores de confort genera normalmente problemas de salud como malestar, deshidratación, agotamiento, dificultad para respirar y hasta en algunos casos puede llevar a la muerte por golpe de calor.
- Aumento de la contaminación atmosférica: las ciudades se caracterizan por una alta contaminación producto de los vehículos, las industrias, los hogares y más. Las emisiones principales consisten en dióxido de carbono, dióxido de azufre y óxido de nitrógeno y tienen un rol fundamental en el efecto invernadero así como también en enfermedades respiratorias y otros efectos de la contaminación.
Pequeñas acciones, grandes resultados
Las soluciones para combatir el efecto de isla de calor son amplias y complementarias:
- Arquitectura bioclimática: puede ser mediante la utilización de sistemas de energía limpia como paneles solares o cubiertas vegetales para refrigerar espacios que podemos lograr disminuir las fuentes de calor urbanas.
- movilidad sustentable: hacer la transición hacia sistemas de transporte más limpios como motos o autos eléctricos, bicicletas o transporte público de baja contaminación.
- espacios verdes: el aumento de la cobertura vegetal y los espacios verdes abiertos son una de las principales soluciones para reducir las temperaturas en las áreas urbanas. Durante el día, la vegetación disminuye la temperatura al transpirar vapor de agua a la atmósfera, a la vez que la sombra producida colabora con que se refresquen los espacios. Además estos espacios sirven para el ocio de los ciudadanos y colaboran con el aumento de la biodiversidad de insectos y otras especies que se ven diezmados por el avance de la urbanización.
Islas de calor en el mundo
A lo largo y ancho de todo el globo encontramos ciudades padecientes del efecto de isla de calor. Tal es el caso de Madrid, que a pesar de contar con miles de plazas vegetadas y millones de árboles según informa el Estado, no logra reducir su temperatura presentando una diferencia de 8.5 ºC en el centro respecto de la periferia. Este efecto sumado, a las constantes olas de calor que acechan el hemisferio norte, principalmente en el continente europeo, hacen de las ciudades un infierno del que parece no haber salida.
El hemisferio Sur sin embargo, también se encuentra afectado por esos eventos climáticos extremos producto del estilo de vida actual. En Sudamérica por ejemplo, más del 80% de la población vive en zonas urbanas, lo que incrementa el efecto de calor centralizado y sus impactos. Al respecto podemos mencionar el caso de Medellín, en Colombia donde las temperaturas han alcanzado valores tan elevados que el Gobierno se vió obligado a emitir alertas a la población informando sobre la necesidad de tomar medidas urgentes así como recomendando aumentar los cuidados con el fin de prevenir golpes de calor en la población local.
Así mismo, en Monterrey, México, este mismo año se han registrado temperaturas entre 45 y 50 ºC en varios Estados, afectando a la población con golpes de calor, deshidratación e incluso quemaduras solares. Este país año tras año va perdiendo superficie permeable y vegetada frente al avance de la urbanización, lo que aumenta el riesgo del efecto de isla de calor.
Islas de calor en Argentina
En Argentina, las grandes ciudades suelen distribuirse en la región central del país, alrededor de los principales ríos. Esa organización, que surgió históricamente a partir de las actividades productivas, se mantuvo con el correr de los años y originó las grandes urbes que conocemos actualmente: Córdoba, Rosario, Santa Fe y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), entre otras.
Al respecto, si bien todas ellas se encuentran afectadas por el efecto de isla de calor, cabe mencionar que el caso del AMBA es paradigmático. Debido a su tamaño y densidad, en esta megaurbe con 13 millones de habitantes, el efecto ambiental de las altas temperaturas se ve magnificado. Tanto así que recientemente un estudio publicado por la Universidad de Buenos Aires detectó diferencias mayores a 20 ºC dentro de la misma ciudad, entre zonas con diferentes porcentajes de vegetación. Debemos comprender además, que el gran parque automotor de la ciudad y la presencia de industrias, colaboran con dichos incrementos y finalmente hacen del efecto de isla de calor una realidad agobiante en la capital del país sobre todo en los meses de verano.