Desarrollo Sostenible

Crisis energética: una oportunidad para la transición energética

Desde la pandemia por el COVID-19 y agravado por la invasión rusa a Ucrania, el mundo y principalmente Europa atraviesan una crisis energética sin precedentes. Ante este escenario, los países del viejo continente tomaron alternativas que contribuyeron o que fueron en contra de la transición energética que es necesaria para lograr los objetivos del Acuerdo de París. Imagen extraída de Freepik

¿Qué es una crisis energética?

Una crisis energética surge cuando el consumo de energía, es mayor a su disponibilidad en el mercado, lo que genera un aumento de los precios de las tarifas de luz y gas. Esto puede traducirse en un aumento de la pobreza energética, un concepto que surgió en Inglaterra en la década del 90 y que hace referencia a la incapacidad de una persona o familia de solventar los gastos energéticos de su hogar para cubrir sus servicios básicos. 

Un ejemplo del impacto real se da en Reino Unido, donde en un programa de televisión se sorteaba a los espectadores el pago de las facturas de luz hasta finalizado el año. 

¿Cómo surgió la crisis energética?

La pregunta que surge ante este escenario es, ¿Por qué surgió esta crisis? La respuesta la podemos encontrar como mencionamos al principio de este artículo. En la pandemia de COVID-19 menos trabajadores pudieron movilizarse en el sector energético, bajando así la oferta de energía, situación que se vio empeorada con la invasión de Rusia a Ucrania. Rusia es el principal exportador de gas a la Unión Europea (UE), sin embargo, la UE está aplicando sanciones económicas a Rusia, que como respuesta ha reducido el suministro de gas, acción que se ha calificado como un arma de guerra según la UE.

El gas es un activo fundamental para la UE, ya que según datos del Consejo de la Unión Europea, el 31,4% de los hogares utiliza el gas para calefaccionarse y generar electricidad, además de los usos industriales que se le da a este combustible fósil. 

Sin embargo frente a esta crisis se vislumbra una oportunidad para los países del viejo continente, ya que ante la salida del gas ruso del escenario energético europeo, surge la chance de  la transición hacia energías renovables para así mitigar los efectos del cambio climático. 

Respuesta favorables a la transición frente a la crisis en Europa

Para afrontar esta situación los países de la comunidad europea han tomado cartas en el asunto. Una medida adoptada ha sido redactar un reglamento de emergencia con tres lineamientos principales: reducir el consumo de electricidad, principalmente en las horas de mayor consumo, limitar los ingresos a los productores de electricidad que utilicen fuentes de energías alternativas al gas y garantizar una contribución solidaria de parte de las empresas energéticas de combustibles fósiles. 

El objetivo de este plan es redirigir el financiamiento hacia empresas de energías limpias. De esta forma se fomenta la transición hacia una matriz energética renovable, sumando incentivos para que los consumidores hagan un uso eficiente de la energía. 

También países como España han duplicado su autogeneracion de energia solar tan sólo en el año 2022, ya que en un contexto de tarifas de electricidad en aumento y subvenciones estatales, los hogares españoles instalaron 2500 MegaVatios de potencia según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).

Es que según información relevada por la Agencia Internacional de Energía en 2020, la energía solar fue la fuente de energía más barata a nivel mundial, frente a otros combustibles fósiles como el carbón o el petróleo.

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Respuestas que van en contra de la transición frente a la crisis en Europa:

Sin embargo, no todas las medidas adoptadas por los países europeos fueron tendientes a fomentar la transición energética. Alemania fue uno de los primeros países en volver a abrir sus minas de carbón. El canciller aleman Olaf Scholz autorizó la reapertura de 27 minas hasta principios del 2024. El carbón es la fuente de energía más contaminante, no sólo porque es la que genera mayores emisiones de gases de efecto invernadero, sino porque su combustión genera gases tóxicos que de no ser tratados correctamente generan problemas respiratorios. Según datos de Naciones Unidas el 99% de la población mundial respira aire contaminado, lo que compromete su salud gravemente. Explotar las minas de carbón para enfrentar la crisis energética, aunque sea una solución rápida al problema, significaría otros riesgos ambientales y sanitarios. 

También en Alemania en una manifestación en contra de la apertura de una nueva mina de carbón fue detenida recientemente Greta Thumberg, conocida activista medioambiental que se opone al uso de combustibles fósiles. 

Por otro lado, el país germano ha cerrado gran parte de sus centrales nucleares y se dispone a hacer lo mismo con las últimas tres que quedan en funcionamiento en el mes de abril. Si bien la energía nuclear requiere de uranio o plutonio que es extraída mediante minería, y sus residuos deben ser almacenados en contenedores de seguridad especiales para evitar su filtración al medio ambiente, es una fuente de energía que no emite gases de efecto invernadero en su produccion de energia. Aunque vemos el clásico humo salir de las centrales nucleares, este no es más que vapor de agua que surge de las torres de enfriamiento para mantener el combustible a una temperatura segura. La energía nuclear podría ser una energía de transición en este contexto de crisis energética en Europa. 

Eficiencia energética

Otra pata fundamental para enfrentar esta crisis energética y que también será necesaria en un contexto de transición hacia fuentes renovables es la eficiencia energética. Ésta tiene por objetivo hacer un mejor uso de los recursos energéticos con medidas que reduzcan el consumo, sin verse disminuidos los beneficios del uso de la energía. La eficiencia energética no tiende a volver a vivir en la edad de piedra, sino a hacer un uso más responsable de los recursos. Aislar un ambiente para utilizar menos la calefacción, construir nuevos edificios pensando la orientación del sol para utilizar menos tiempo la iluminación artificial, o apagar y desconectar los electrodomésticos que no utilicemos son solo algunas medidas que fomentarían la eficiencia energética. 

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