Las aguas residuales o también llamadas servidas, son aquellas que resultan de diversos usos o del consumo humano y cuyas características se vieron transformadas en dicho proceso. Para caracterizarlas se analizan sus propiedades:
- Físicas: color, olor, temperatura, sólidos en suspensión, entre otros
- Químicas: pH, metales pesados disueltos, gases como el metano, o contaminantes emergentes como hormonas y antibióticos, entre otros
Dentro de las aguas residuales, podemos encontrar todo tipo de elementos según cual haya sido su uso. Podemos dividirlos en:
- Materia orgánica: restos vegetales o animales, grasas, aceites y más
- Microorganismos: bacterias, hongos, virus y otros
- Sólidos: telas, plásticos y más
- Sólidos pequeños y materia inorgánica: arenas, restos de diversos materiales, entre otros
- Residuos peligrosos: desde restos de pinturas hasta residuos médicos, pilas y más
Clasificación de aguas residuales según su origen
Aguas residuales domésticas
Tienen su origen en las viviendas y se dividen en:
- Aguas negras: derivan del baño, contienen principalmente residuos orgánicos.
- Aguas grises: aquellas derivadas del fregadero, ducha y lavadero. Contienen detergentes y grasas, productos de limpieza y más.
Aguas residuales industriales
Dependiendo el rubro, pueden encontrarse diferentes tipos de contaminantes como tinturas, sales, fosfatos, nitrógeno, metales pesados, virus y bacterias. Su vuelco al alcantarillado puede estar prohibido como es el caso de la legislación argentina que obliga a tratar las aguas en el mismo predio en que fueron utilizadas debidos a las consecuencias que sus contaminantes tienen en la salud humana y el ecosistema.
Otros tipos de aguas residuales
Citamos a continuación, algunos otros tipos según su origen:
- Agua de lluvia: La contaminación atmosférica de las grandes urbes suele estar afectada por diversos contaminantes. Al llover, estos elementos precipitan junto con el agua que cae, pudiendo en algunos casos derivar en lluvia ácida que podría alcanzar el alcantarillado y mezclarse con el resto de las aguas residuales.
- Aguas residuales urbanas; Derivan de los núcleos urbanos que incluyen además de las viviendas y el agua de escorrentía de la ciudad, las aguas residuales de los comercios, oficinas y algunas pequeñas industrias.
- Agua residuales agrícolas: suelen estar contaminada con agroquímicos como herbicidas, pesticidas, fertilizantes y más. Estas sustancias, pueden afectar grandes volúmenes de agua, por lo que deben ser removidas para reducir sus efectos tóxicos tanto en la población humana como en plantas y animales.
Tratamiento de aguas residuales
El tratamiento de aguas residuales consiste en transformar sus condiciones físico químicas antes de ser devueltas a lagos, ríos o mares. El correcto tratamiento es condición necesaria para evitar problemas ambientales como así también mantener a la población saludable. El tipo de contaminación al que están sujetas las aguas residuales es tan variado como actividades puede realizar el ser humano. Por eso, existen diversos tipos de tratamientos según su origen y el destino que tendrá el agua tratada.
La importancia de tratar las aguas residuales reside principalmente en 2 cuestiones.
- Contaminación inorgánica: generada por químicos como metales pesados o pesticidas que pueden generar enfermedades en el corto o largo plazo.
- Contaminación orgánica: presencia de virus o bacterias que pueden generar infecciones que derivan en la muerte como cólera o disentería por nombrar algunas.
En la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, AySA es la encargada del saneamiento de las aguas residuales, incluidas las aguas industriales que pueden verterse al alcantarillado. Allí se tratan más de 2 millones de metros cúbicos de agua al día, a través de un proceso de depuración en varios pasos llevada a cabo en 20 plantas de tratamiento.
¿Qué sucede en una planta de tratamiento de agua residual?
- Pretratamiento: proceso inicial en el que se separan los sólidos de mayor tamaño del resto del agua, generalmente a través de rejillas o tamices, y luego las grasas que se separan por diferencia de densidad.
- Etapa I: los sólidos en suspensión se separan por gravedad en grandes sedimentadores y luego acelerando ese proceso con químicos como coagulantes o floculantes que colaboren con la precipitación de diversos elementos disueltos en el agua.
- Etapa II: ocurre principalmente una oxidación biológica seguida de sedimentación. Aquí las bacterias procesan el material orgánico disuelto separándolo del agua, que resulta en un fango compuesto por agua, patógenos y contaminantes varios entre otros. Este fango suele procesarse luego de forma aeróbica o anaeróbica o también el compostaje. El objetivo es destruir los organismos potencialmente tóxicos para la salud y reducir la cantidad de humedad en los mismos. Por último para reducir el componente de humedad, se lo deshidrata al aire libre o mediante un proceso mecánico. Una vez concluido este proceso, el fango restante es depositado como relleno sanitario, en terrenos agrícolas u otros.
- Etapa III: en esta etapa se busca eliminar contaminantes específicos como fosfatos, nitratos u otros que puedan eutrofizar los grandes cuerpos de agua por la acumulación de nutrientes que podrían resultar en un bloom de cianobacterias.
- Desinfección: este último paso es el responsable de eliminar los patógenos restantes en el agua que puedan afectar la salud humana y del ambiente. Pueden ser bacterias, virus y otros microorganismos como huevos de parásitos y para realizarlo se utilizan usualmente Cloro y Ozono aunque también Bromo o radiación UV. El más común es el primero, por su bajo costo y alta efectividad, aunque es tóxico para algunas formas de vida acuáticas por lo que suele realizarse una decloración antes de ser vertido al ambiente.
Agua para el desarrollo
El agua es un recurso fundamental para el crecimiento y el desarrollo de la humanidad. Es requisito para consumo humano, para producir alimentos y para mantener la higiene y preservar la salud. Pero a su vez, a medida que las poblaciones crecen y se desarrollan, aumentan su consumo de agua y por consiguiente las aguas residuales que desechan, limitando la disponibilidad de agua de calidad apta para uso y consumo.
Según Naciones Unidas, el 80% de las aguas residuales que se vierten al ambiente no se encuentran tratadas correctamente presentando un alto riesgo de presencia de patógenos y contaminantes que atacan a la salud humana y del medio ambiente. Esto genera que millones de personas al año sufren las consecuencias entre las que se encuentran problemas de salud, falta de agua potable para consumo y riego y más.
Los ODS propuestos en 2015 por las Naciones Unidas con el objetivo de erradicar la pobreza y proteger el planeta, requieren de acceso al agua para el cumplimiento de sus metas. Para ello, el tratamiento de las aguas tiene un rol fundamental en ese proceso, sobre todo teniendo en cuenta que más de 2 millones de personas no tienen acceso a agua potable en el mundo.
Causa Mendoza: aguas residuales vertidas sin tratamiento
En Argentina, provincia de Buenos Aires, encontramos la cuenca Matanza – Riachuelo, que es un claro ejemplo de falta de tratamiento en aguas residuales industriales, agrícolas y domiciliarias. La cuenca, ubicada en la provincia de Buenos Aires y con desembocadura en el Río de la Plata, representa el recurso hídrico más contaminado de Argentina y se encuentra entre los 10 más contaminados del mundo.
El río recibió durante años todo tipo de desechos sólidos, químicos y orgánicos que derivaron en graves consecuencias ambientales afectando a la población local y aledaña. A partir de un conflicto judicial iniciado por habitantes y trabajadores de la zona, se logró iniciar hace tiempo
un trabajo de remediación que aún se encuentra en proceso. Este tipo de contaminación, tan compleja y variada, pudo haberse evitado con plantas de tratamiento de aguas industriales, cloacas, alcantarillas y controles ambientales.
De residuo a recurso
Uno de los enfoques de la economía circular, incluye la reutilización de las aguas residuales tratadas para riego, producción de alimentos y bebidas, recarga de acuíferos y producción de energía en centrales hidroeléctricas.
A su vez, el fango resultante de los procesos de depuración se puede reutilizar para producción de:
- bioplásticos, ladrillos y combustible
- fertilizantes, debido a su contenido de materia orgánica
- energía (biogás), a partir del metano disuelto en el agua, producido por las bacterias descomponedoras como ocurre en una planta de tratamiento de Oregon